Sí piensas en un comedor escolar abarrotado de niños, probablemente lo primero que te venga a la mente es un grupo de niños cansados y hambrientos, con ganas de desfogarse y hablar después de haber permanecido horas, sentados frente a una pizarra. Y es que, en los comedores escolares el silencio y la tranquilidad brillan por su ausencia.

Los trabajadores de los comedores y los niños soportan durante la comida niveles sonoros tan elevados como los provocados por tráfico intenso (85 dB) y picos de sonido tan altos como los emitidos por una perforadora eléctrica (100 dB).

El ruido es de esas cosas que se retroalimentan, cuanto más ruido, más alto hablamos, más ruido generamos y, sí a esto le sumamos una sala mal diseñada acústicamente, el jaleo va aumentando exponencialmente. La solución a esta problemática debe ir encaminada en dos vertientes paralelas y complementarias. Por un lado es necesario sensibilizar a los niños sobre la contaminación acústica, y por otro lado igual de importante es adecuar acústicamente las salas al uso que en ellas se desarrollan.

En materia de concienciación, Consejerías de Educación como la del País Vasco han acordado la instalación de semáforos de conducta del ruido en los comedores de los centros escolares para el próximo curso escolar, sensibilizando así a los niños y promoviendo una conducta menos ruidosa.
El acondicionamiento acústico debe ejecutarse mediante un estudio previo de las características acústicas inherentes a las salas y dotarlas de los medios que permitan adecuarlas a sus usos.

Uno de nuestros últimos proyectos ha consistido en acondicionar acústicamente un comedor de primaria en un centro escolar de la comarca de Pamplona. El comedor partía de un tiempo de reverberación de 1,99 segundos. Mediante un estudio previo de la sala, ID Ingeniería Acústica ha instalado placas fonoabsorbentes que han permitido disminuir el tiempo de reverberación en más de un 60%, alcanzando un valor de 0,75 segundos. Un tiempo excelente, puesto que la recomendación en este tipo de salas debe ser inferior a 0,9 segundos. El resultado ha sido muy satisfactorio para las educadoras del centro que remarcan: “Lo hemos notado muchísimo. Ahora entendemos cuando nos hablan los niños, cosa que antes era imposible. El clima de convivencia ha mejorado y nos permite trabajar con más tranquilidad.

CP SAN MIGUEL ORKOIEN 2